En la Terapia Gestalt se resalta la importancia de la confusión como choque entre nuestra existencia biológica y nuestra existencia social
Darse cuenta de la confusión es parte de la integración de la persona ya que propicia que la confusión se clarifique por sí sola, permitiendo que la naturaleza se haga cargo de la condición del organismo.
El mundo y cada organismo, se mantiene a sí mismo y la única ley constante es la formación de Gestalten enteras o totalidades. Una Gestalt es una función orgánica. La Gestalt es el fenómeno vivenciado, la aparición de las necesidades es un fenómeno biológico primario.
En la naturaleza no hay Gestalten incompletas, cuando de supervivencia se trata, la situación más urgente es la que se convierte en el controlador.
Todo control interfiere en el funcionamiento sano del organismo, en la Gestalt, se invita a ejercer natural y responsablemente nuestras posibilidades de manera realista y confiando en nuestra naturaleza. La mayoría de las personas dedican su vida a tratar de actualizar un concepto de lo que deben ser, en lugar de tratar de actualizarse tal como son.
Sentirse bien es para el organismo la condición de identificación pero sentirse mal corresponde a la condición de distanciamiento, alejarse de uno mismo.
El límite del ego es esa función discriminatoria de reconocer lo bueno y lo malo. El límite del ego es flexible, la persona sana se adapta a los cambios, la función del límite del ego es la discriminación, diferenciar aquello que fortalece y estructura el organismo de lo que atenta contra él.
Para que la persona pueda integrarse a sí misma tiene que reconocer que aprender es descubrir y escuchar es comprender, madurar es reconocer las posibilidades reales y trabajar para lograrlas, en el proceso de maduración la persona se confronta con la sociedad, pero la sociedad no da libertad ni se fundamenta en razones positivas, al contrario enajena y enferma a sus integrantes, entonces la persona madura o participa en esa psicosis común y colectiva o busca sanar y tal vez también crucificarse.
Cuando la sociedad demanda personas adaptadas, demanda personas que desempeñen papeles que funcionen como partes de un todo. Una persona madura vive según sus propios referentes, es constructiva y no puede ser predecible porque no vive cumpliendo expectativas; una persona madura es lo que es en ese momento y no puede ser otra cosa, cuando una persona empieza a darse cuenta de sus propios derechos también empieza a reconocer los de los demás.
Para Fritz Perls, las emociones auténticas son el orgasmo, la risa, la agresión y el llanto. Son los indicadores de la vida, la prueba de nuestra integración e independencia. Con estas emociones podemos expresar nuestra sexualidad, pena, alegría y coraje, pero no tiene sentido expresarlas en soledad; el individuo vive por medio de máscaras tratando de cumplir solo un “deber ser”.
La Gestalt es la condición que permite vivir un contacto más claro del ser humano con la naturaleza, con su entorno y con sus semejantes. Es reconocer que la naturaleza siempre ofrece lo mejor de ella, y lo más importante es admitir que cualquier persona siempre hará lo mejor que pueda hacer.
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